“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.” 2 Corintios 5:20.

Reconciliarse: Hasta ahora hemos aprendido que la relación de pacto de Dios con nosotros está reflejada en la metáfora de la fidelidad marital. No se trata solo de fidelidad sexual, pero el sexo tiene un gran rol que jugar en esta metáfora, tanto es así que la idolatría es vista en términos sexuales.

Sólo en caso de que pensemos que Pablo no era judío, él nos recuerda su profunda comprensión de la metáfora del matrimonio judío eligiendo el término griego katallasso como verbo referido a volvernos al Señor.

Katallasso significa “re-conciliar”, pero no significa llegar a una comprensión mental de la creencia correcta. De hecho, este es el verbo para consejería matrimonial. Es el objetivo y los medios por los cuales parejas desavenidas se reconcilian. Y si Pablo usa este verbo para denotar las acciones requeridas para matrimonios rotos, cuánto más aplicable es cuando se trata acerca de la comunión quebrada con el Gran Amante.

Usar katallasso tiene algunas implicaciones interesantes. Primero, nadie puede ser reconciliado a menos que existiera previamente una relación que ahora está rota. No le decimos a dos extraños que se reconcilien porque ellos nunca han tenido una relación el uno con el otro.

Les animamos a empezar a ser amigos, no a reconciliarse como amigos nuevamente. El uso de Pablo de este término, implica que sus lectores habían tenido una relación previa con Dios y que esa relación se había quebrado a causa de su infidelidad. Esto ciertamente le da un giro a la aplicación de este verso al evangelismo de los paganos.

¿Está Pablo sugiriendo que aquellos que nunca conocieron a Dios necesitan ser reconciliados, o está en realidad diciendo que hay lectores de esta carta quienes una vez fueron parte de la congregación de seguidores pero se habían apartado?

Segundo, el uso que Pablo hace de katallasso es paralelo al uso que la Escritura Hebrea hace de shuv. Dios está constantemente y consistentemente llamando a Israel a volverse (shuv) a Él, para ser reconciliados con Él y restaurados en Él [volviéndolos] a Su propósito. Pero Dios no llama a naciones paganas a volverse a Él. Ellos no pueden retornar. Para empezar, ellos nunca estuvieron con Él. Los paganos se convierten. Los judíos retornan.

Cuando Pablo usa este verbos paralelo griego, él asume que su audiencia está compuesta por aquellos que alguna vez estuvieron “en casa”, con Dios. Ellos no son paganos, sino personas divorciadas y separadas de Él. Cuando Usted piensa acerca de los asuntos que Pablo menciona en su carta a Corinto, esto no debería sorprender.

La comunidad mesiánica en Corinto estaba en serios problemas, no porque ellos no conocieran al único Verdadero Dios, sino porque su conducta era completamente inconsistente con la vida de acuerdo a Sus directivas. Eran unos traidores respecto del gobierno de Dios y unos adúlteros respecto de Su pacto. No es de extrañar que necesitaran reconciliación.

En el final descubrimos que Pablo está dirigiéndose a quienes una vez habían sido parte de la comunión y ahora no estaban viviendo de esa manera. Su error no es creían en falsos dioses. Su error era que se habían divorciado de Dios. Ellos conocieron el gozo de ese nexo, pero escogieron vivir para sus propias agendas.

Quizás hay muchos más que necesitan reconciliarse de lo que nosotros pensamos. Quizás la más importante función de la Iglesia es la consejería de divorcio con aquellos que pensaron en su momento que, casamiento con Dios significaba sólo firmar un contrato.

Dr. Skip Moen.
www.skipmoen.com