“Hoy puedo recordar, Una promesa asombrosa llegó aquel día al altar, como una bendición hermosa.

La promesa nos decía con nítida claridad, Que era él quién nos unía por su inefable verdad.

Que él nunca nos dejaría, Que nada nos iba a dañar.

Que su presencia nos guiaría por las sendas al andar”.

Serafín Contreras G.

 

Cantares 4:1  ¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres! Tus ojos, tras el velo, son dos palomas. Tus cabellos son como los rebaños de cabras  que retozan en los montes de Galaad.

Salmos 23:1-3  El Señor es mi pastor, nada me falta;en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre.