Los niños y las niñas de hoy  vienen hechos en formatos del 2015.

Antes de hablar bien ya saben usar un teléfono. Aprenden a manejar un Ipad con mayor rapidez que muchos adultos. Navegan en Internet  buscando las fábulas de Mickey o  los Monster Jam (carros de llantas grandes).

Saben cuál es la diferencia entre  comida saludable y comida rápida o “chatarra”.

Los niños y las niñas de hoy ya casi no piden muñecas, casitas o carritos;  prefieren juegos de video, computadoras laptop, celulares, ropa…

Aprenden a hablar un segundo idioma casi al mismo tiempo que desarrollan el lenguaje.

Tienen vida social. Crecen con grupos de amiguitos(as) de la guardería o del preescolar  y comparten en fiestas  infantiles inspiradas en personajes de los video juegos o programas de televisión.

Antes de caminar ya han recibido estimulación temprana, por eso entran a piscinas como pececitos, o cantan y llevan ritmos, memorizan canciones….

Desarrollan de forma temprana la ubicación temporal; saben cuando y a qué hora dan sus programas favoritos, a qué hora llega mamá o papá y cuándo es tiempo de dormir… no es tan sencillo engañarles.

Se ubican en lugares mejor de lo que muchos de nosotros logramos hacerlo. Saben que cerca  esta el restaurante que tiene play ground, o que a la vuelta esta la venta de helados. Casi huelen que están cerca de la casa de su abuelita, de la tía favorita, de su mejor amigo…

No son amantes de los abrigos, sombreros, bufandas y cuanto artefacto sienten que les coartan su capacidad de movimiento…

Cuestionan cuando reconocen que hay una persona que no  hace aquello que les   es exigido en una regla:   “Pero … no recogió el plato de la mesa”,  o “Pero papá si  come en la sala de televisión”

Pero los niños de hoy…

Deben enfrentarse de forma muy temprana a  temas de abuso. Debes decirles y advertirles de potenciales peligros y de cuidados que deben tener para con su cuerpo.

Tienen que  andar siempre  cerca de sus padres o cuidadores, pues corren  los mismos riesgos que hoy en día corremos los adultos cada vez que salimos a la calle

Deben vivir en lugares residenciales o en zonas resguardadas por guardas, alarmas o  dispositivos de seguridad.  Se han visto privados de la grata experiencia que tuvimos muchos adultos  cuando éramos niños y niñas y jugábamos  en potreros,  en el campo, o incluso en la calle.

Dependen de una cajita que usan sus cuidadores para seleccionar los canales de televisión que pueden ver, pues de lo contrario se ven expuestos a programas con altos contenidos sexuales que se transmiten ahora en cualquier momento del día.

Tienen que saber enfrentar a un Bully (matón)  desde edades muy tempranas. Son víctimas de discriminación por ser diferentes. Ya no  importa  de que color sea tu cabello o el tono de tu piel; igual te rechazan si eres el único negro en tu clase o si eres el único rubio de ojos claros en una clase de niños y niñas de piel morena y cabello oscuro…. Lo sé por experiencia ¡!!!!

Deben recortar los tiempos de juego para cumplir con  tareas, tutorías, clases de piano, fútbol, ballet, tae-kondo….

Son bombardeados por publicidad y consumo,  dirigida específicamente a una  población vulnerable: los niños y las niñas.

La inocencia es una virtud en ellos y ellas. Pero hoy más que nunca están expuestos a renunciar a mucha de esa inocencia para que puedan sobrevivir en un mundo que ya no está hecho para ellos y ellas.

Por eso, no pierda la perspectiva. Usted como adulto puede hacer mucho al respecto:

–       Defienda su niñez: recuérdele día a día que ellos y ellas son los pequeños y que los adultos estamos para cuidarles.

–       De ninguna manera les pida que asuman roles o tareas de adultos. No es recomendable hablarles de trabajos que corresponden a adultos,  ni pedirles consejo, ni asumir que deben ser su paño de lágrimas cuando usted enfrenta un problema.

–       Promueva ante todo el  goce del juego. A muchos adultos se les olvidó o borraron de su memoria su capacidad de jugar. Es un buen momento para que usted se reencuentre en los juegos. Permítales que dirijan el juego y  adáptese al rol que se le asigna. Ellos  y ellas no necesitan que usted les enseñe a jugar, esa ya es una capacidad innata con la que cuentan. Permita que le refresquen la memoria y  déjese llevar a un mundo de fantasía y  color.

–       Eduque en independencia más no en abandono. Una cosa es fomentar las conductas de independencia y otra muy distinta es dejarlos en el abandono; perder de vista lo que hacen, con quien interactúan y no fomentar espacios de conversación.

–       Practique lo que predica. Enséñele valores que sean vivenciales, que se practiquen todos los días en la casa.

–       Enséñele a que la denuncia no es lo mismo que la queja. La queja es una forma en la que evadimos solucionar una situación y la pasamos a otras personas para que   la resuelvan. La denuncia implica poner en evidencia algo que atropella mis derechos y que me  causa un daño emocional o físico.

–       Monitoree las actividades. No se trata de  censurarles todo. Se trata de brindar acompañamiento. Por un lado descubre qué es lo que les está interesando y por otro lado  va delimitando de forma más certera lo que considera necesario. Recuerde que esta es una época  diferente. Mucha de la sociabilización se establece a partir de  intereses en programas, videojuegos, sitios de Internet… Antes de censurar o clausurar; infórmese,  establezca límites con respecto a uso de  estos intereses y altérnelo con otro tipo de actividades; andar en bici, jugar bola, ir al play ground.

Los niños y las niñas de hoy tienen mucho por enseñarnos. Están dotados de la ternura y la inocencia que  tanta falta le hace hoy al mundo. De ellos y ellas podemos reaprender la capacidad de amar y perdonar.

Los niños y las niñas de hoy son el regalo de  Dios y de la vida en un mundo lleno de adultos que olvidaron lo que era ser niños.

 

MPs. Tatiana Carrillo Gamboa.

Psicóloga Clínica-Psicopedagoga

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