“Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; perdonarás y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres”. 2 Crónicas 6:30.

¿Te percataste de que el pecado es ambas cosas: el hecho (pensamiento, comportamiento, etc.) y la consecuencia incorporada a éste? ¿Cómo definirías el pecado (con tus propias palabras) a alguien que nunca ha oído al respecto?
¿A qué le tienen más miedo las personas cuando el tema del pecado es mencionado? ¿Por qué Dios habla de él? Cuando trata con nosotros ¿cuál es Su propósito al hacerlo un tema tan central?

¿Por qué “encerró” a todos [los hombres] en desobediencia [bajo pecado]”?
¿Cómo corta el pecado la relación entre nosotros y los demás, especialmente la del Señor?

¿Qué es el perdón? ¿Puedes pensar en una analogía de lo que es
el perdón y lo que éste hace con el pecado?

¿De qué maneras has errado en el blanco, te has quedado corto, o no has terminado en el lugar donde se supone debías estar? Aun cuando sabías que estabas haciendo algo malo, y proseguiste con esto de todas formas, el Señor te perdona. Recibe ese perdón.

¿Hay algo de tu pasado que te esté causando remordimiento aun cuando ya fuiste con la persona o las personas involucradas y dijiste: “perdóname”? Perdónate a ti mismo.

Permítete estar en la presencia de Dios y sentir que te quitó la carga del remordimiento. El deseo de ser perdonado es tu reconocimiento de que deseas haber hecho mejor las cosas en el pasado y es tu compromiso para hacer las cosas mejor ahora y en el futuro. Pero más que nada es un reconocimiento de que no puedes vivir como deberías sin Su poder y gracia.

Agradécele a Dios el perdón total y completo que lava y limpia cada fragmento del residuo de las malas  decisiones y las rebeliones premeditadas de tu vida.
Aquí hay dos oraciones sencillas. La primera es para ti si todavía no le has dado la bienvenida a Jesús en tu vida para que perdone tus pecados completamente.

La segunda oración es para ti si previamente has aceptado el perdón de Dios mediante Jesús pero te has distanciado un poco de Él. Es posible que quieras hacer ambas oraciones porque expresan en palabras lo que nuestro corazón más desea decirle al Señor.

Para recibir perdón por tus pecados y convertirte en cristiano…
Dios, reconozco que he hecho muchas cosas malas en mi vida. He pecado contra Ti al pecar contra otros. Mi mente y mi corazón han participado en demasiadas formas de injusticia y maldad. He actuado en maneras inapropiadas un sin número de veces. Soy culpable de muchos pecados.

No puedo culpar a nadie de lo que he hecho. Pido Tu perdón. Creo que Tú diste a Tu Hijo, Jesucristo, para ser un sacrificio por mis pecados. Él pagó el castigo por mis  malas obras cuando lo mandaste a que muriera en la cruz.
Gracias a Ustedes dos, por  Su gran amor y misericordia hacia mí. Quiero aceptar lo que has hecho por mí. Le doy la bienvenida a la nueva vida que Tú me ofreces, completamente perdonado por mis pecados.

Jesús, te invito a entrar a mi corazón. Creo que Tú has sido levantado de entre los muertos, tal y como Tú me levantarás de entre los muertos para que pueda vivir para siempre en el cielo contigo. Deseo que me dirijas y me guíes para que pueda conocerte mejor. Deseo vivir mi vida para Ti, en lugar de vivirla para mí mismo. Sé el Señor de todo mi ser. Te entrego mis días. Gracias por escuchar mi oración. Gracias por Tu Santo Espíritu que ahora ya está habitando en mi corazón.  Amén.

Para renovar tu compromiso con el Señor y para sentirte renovado por la gracia de Su perdón, dile. . .
Señor Jesús, mi Salvador, sé que he hecho mal. Hay cosas que quisiera no haber hecho nunca y cosas que no hice que quisiera haber hecho. No sólo he manchado mis propias vestiduras, sino que he manchado las vestiduras de otras personas, especialmente las de aquéllos a quienes más amo.

Todavía estoy tentado a cubrir mis faltas y a esforzarme para corregirme antes de venir a Ti. Muéstrame, Señor, en dónde y cómo estoy intentando ganarme un lugar contigo en vez de aceptar el lugar de perdón y libertad que ya hiciste para mí. Quiero empezar a confiar más en Tu perdón y menos en mi esfuerzo. Jesús, Tu sangre en la cruz cubre cada mancha de pecado que haya cometido en la vida (y que cometeré).

Tú estuviste dispuesto a dar Tu vida para que pudiera ser perdonado de la sentencia que mis fallas  merecen… la sentencia de muerte. Confieso cuánto necesito el perdón que sólo Tú tienes el poder y la autoridad de concederme. Así que ahora vengo a Ti para recibir la limpieza de Tu sangre, por medio de la cual Tú me separas de lo que hice, y por medio de la cual me restauras para Ti mismo.

Padre, libérame de los pecados que tan fácilmente me enredan y guíame en Tu camino de obediencia. En el nombre de Jesús, amén.

Dr. Daniel A. Brown.
Disfruta tu Diario Vivir.