Escuchando Al Maestro: Sorda…Pero Escucha A Dios.

Sorda…..Pero Escucha a Dios.

Recibí un día de manera sorpresiva una invitación de una de nuestras visitantes a la página de internet, Renuevo De Plenitud, para ir a enseñar en un crucero por las islas vírgenes. Sentí en mi corazón que debía ir. Sorpresas me esperaban ya que no iba en realidad a enseñar, iba a aprender y lo supe desde mucho antes de llegar a Puerto Rico.

María Luisa, mujer sencilla y llena de amor, la persona que me invitó está llena del amor de Dios. Supe entonces que ella era sorda. Cuando niña ella y dos de sus hermanos quedaron sordos por los efectos colaterales de una medicina. María Luisa sabe leer los labios y es así como ella se comunica. No es sordo muda, es solo sorda, pero desde que conoció al Señor, ha aprendido a oír a Dios.

Un día, María Luisa me dijo: “Yo no deseo ser sana. Yo no quiero dejar de ser sorda, porque no quiero oír lo que la gente siempre escuchar: chismes, críticas, malas noticias. Yo al único que escucho es a Dios. No quiero dejar de escucharlo”.

Que hermosura de lección. Sentí en mi espíritu que el Señor me decía.

Aprende a escucharme así como mi hija María Luisa me escucha.

Lo que para muchos es una tragedia para otros es una bendición.

Escuchar a María Luisa en Puerto Rico hablar por una hora es quedar impresionado con los testimonios de la manera como Dios la dirige y le habla.

Los que tenemos el oído sano, nos perdemos en la multitud de ruidos sin sentido y cuanto nos cuesta quedarnos quietos para escuchar a Dios.

Señor, hazme oír tu voz. Quiero aprender de ti cada día, cada instante, cada segundo. Nos has dejado el Espíritu Santo que nos guía a toda verdad y nos enseña todas las cosas.

Primero quiero escuchar las palpitaciones de tu corazón que le dan vida al mío, luego quiero ser instruido en todos mis caminos.

Fue el Señor quién le dijo a María Luisa que comenzara cruceros para llevar gente y hablarles del Señor. Ha ganado a varios en los cruceros y edificados a decenas. Hasta hoy ha realizado 7 cruceros. Obediente a la voz de Dios en medio de su sordera nos entrega un legado a los que oímos para que hagamos un alto en los ruidos de la vida y sintonizar nuestro corazón con el corazón del Padre.

“Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay Israel, si tan sólo me escucharas!” Salmos 81:8

“Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis *caminos” Samos 81:13

“Voy a escuchar lo que Dios el SEÑOR dice: él promete paz a su pueblo y a sus fieles, siempre y cuando no se vuelvan a la necedad”. Salmos 85:8

“Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios. Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar”. Isaías 59:2

Vamos a volvernos a Dios para volver a escucharlo. Y seremos sorprendidos en gran manera.

Con amor de su hermano ya amigo:
Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com