En nuestro ocupado mundo, a menudo nos desatendemos los unos a los otros. Muchos trabajamos en exceso y nos extralimitamos en capacidad, y descubrimos que es fácil habituarnos a dejar de lado a las personas, incluyendo a las que más amamos.

No obstante, podemos ser determinantes en las vidas de las personas que nos rodean si dedicamos el tiempo a escucharlas, si les mostramos que son preciosas para Dios… y para nosotros.

Juan 15:17

Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.

1 Pedro 1:22
Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.

Juan 13:34
Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros.

Romanos 12:10
Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros;