“Mamá estoy gorda” es una frase que no llama la atención en una adolescente, pero si viene de una niña de siete años que está insatisfecha con su cuerpo, la cosa preocupa. Esta realidad fue analizada en un estudio de la U. de Flinders, en Australia, reveló que el 47% de las pequeñas de cinco a ocho años les gustaría ser más delgadas, principalmente para ser más populares. El 45% confesó que haría una dieta.

Si bien la edad clave para el desarrollo de trastornos alimentarios, como bulimia o anorexia es entre los 13 y 15 años, este estudio revela que los factores de riesgo están comenzando a verse en niñas muy pequeñas: uno de ellos es la insatisfacción corporal.

Tamara (33) tiene dos hijas, de cinco y nueve años, y ambas están con problemas de peso: son “ultra flacas” como dice la mamá, quien también es delgada. “El año pasado me llamaron del colegio porque mi hija mayor y un grupo de amigas no querían comer en el casino. Yo les dije que era mañosa y que siempre fue flaca, que no había problema, pero ella confesó que con sus compañeras estaban a dieta porque se encontraban gordas. No pasó de un juego, pero hasta hoy la espío cuando come”.

Este fenómeno está comenzando a ocurrir con una frecuencia preocupante. La siquiatra Lilian Urrutia, experta en trastornos alimentarios del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile (INC), que ha tenido pacientes de nueve años con síntomas anoréxicos, explica que esto ocurre porque vivimos en un ambiente que predispone a las niñas a padecer estos problemas. “Socialmente existe una preocupación excesiva por la estética y la delgadez”, acota.

Las niñas desde pequeñas están expuestas a modelos de popularidad relacionados con un cuerpo perfecto y terminan asimilándolos como una conducta válida para relacionarse con sus pares. Todo esto repercute negativamente en su desarrollo, ya que comienzan a mirar obsesivamente su cuerpo y a cuestionarlo desde muy pequeñas.

A esto se suman rasgos de personalidad como timidez, baja autoestima y problemas para socializar en un momento crucial, como es el comienzo de su vida escolar. “Un simple ‘estás gorda’ dicho por un compañero puede detonar en una niña deseos incomprensibles por bajar de peso”, dice Irene Kauschus, sicóloga infantil y académica de la U. Central.

Lo mismo pasa con una madre obsesionada por las dietas y que constantemente le dice a su hija, “no comas eso, vas a engordar” o “comes como un cerdo”. Estos mensajes van hiriendo la imagen corporal de una niña y, con el tiempo, la predisponen a desarrollar desórdenes alimentarios”, advierte a La Tercera la siquiatra Mabel Bello, fundadora de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba) de Argentina.

Patricia (37) no tiene estos problemas con su hija (8), pero cuenta que en el curso de la niña han ocurrido episodios preocupantes: “A nuestras hijas les inquieta cómo se les ve la ropa y a veces preguntan sobre dietas, obesidad, anorexia y hasta pastillas para adelgazar”.

La socióloga Roxana Camacho, de la empresa de Investigación de Mercado y Opinión Pública Criteria, entrega un dato interesante con respecto a la realidad de las niñas y su imagen corporal en Chile: en un colegio de niñitas en el barrio alto, hay una inspectora que dos horas antes del recreo requisa todas las botellas de agua que encuentra desde tercero básico hacia arriba. La razón: las alumnas tomaban agua en forma indiscriminada antes de la hora de almuerzo para no comer.

Tomado de La Tercera. Chile

El culto a la persona que tanto proclaman los medios de comunicación ya está haciendo mella en las vidas de nuestras niñas. Que importante y necesario es que el enfoque también se pueda hacer los valores internos, la belleza espiritual y el anhelo de ser la persona que ama a Dios y disfruta de la espiritualidad. Definitivamente hemos invertido nuestros valores…pero nunca es tarde para volver a los caminos antiguos.

“Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas vendrán por añadidura” Jesucristo.
Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se debe adorarlo.2 Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.Rom 12:1,2