Cuando le preguntaron a Garrison Keillor, escritor y humorista estadounidense, si creía que, en el fondo, lo único que todos queremos es ser amados, respondió:

“No, queremos ser ricos, ser admirados, comer como leones y estar flacos como serpientes. Deseamos que los niños nos pidan autógrafos, y tomar medicinas mágicas que nos relajen y nos vuelvan ingeniosos y sensuales. Pero, como no podemos tener todo eso, nos conformamos con que nos amen.”

Que gran verdad. Gastamos nuestra vida detrás de cosas que parecen imposibles de alcanzar todas juntas y a la final tenemos que volvernos para buscar lo que está más cerca de nosotros. Fuimos hechos para amar y ser amados.

El mejor regalo que Dios nos ha dado ha sido su amor expresado corporalmente en su hijo. Decidamos no desesperarnos tras lo que quizá nunca logremos y volvámonos a aquel que está cerca de nosotros, Dios y entonces estaremos más cerca de nuestros semejantes.

Salmo4:3
Sépanlo de una vez: Dios me muestra su amor porque le soy fiel; ¡por eso me escucha cuando lo llamo!
Salmo 23:6
Estoy completamente seguro de que tu bondad y tu amor me acompañarán mientras yo viva, y de que para siempre viviré donde tú vives.
Salmo 26:3
Yo siempre recuerdo tu amor y por eso te soy fiel.