“Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.”

1 Juan 1.7

A menudo hablamos de vivir en la luz y lo que eso significa. Hemos señalado varias veces lo importante que es el ser sincero sobre quienes somos y permitir que Dios nos redefina en las personas que fuimos hechas para ser. El versículo anterior señala algo mas que es invalorable cuando se trata de vivir en la luz. Cuando vivimos nuestras vidas con honestidad, vidas congruentes con quienes queremos ser, y vidas que coinciden con la verdad, entonces podemos tener “comunión”, es decir, buenas relaciones con aquellos que nos rodean.

Hoy lo que quiero decir es corto. Dale un vistazo a tus relaciones. Son buenas? Conoces realmente a los demás y ellos a ti? Te sientes cerca de los demás? Te comunicas? Hay conflictos? Hay discusiones a menudo? Hay abuso? Hay intimidad? Si no es así, será probable que tu o que la gente con las que te relaciones no están viviendo en la luz? Será posible que tu o ellos no están viviendo de una manera que es congruente con lo que sabes que es correcto?

Cuando se trata de dar consejos sobre relaciones somos rápidos en decir, “Pregúntame” y estamos llenos de ideas sobre quien tiene la culpa o quien tiene que cambiar. Sin embargo, rara vez, cuando decimos “pregúntame” nos señalamos a nosotros mismos como aquellos quienes tienen que cambiar.

Hoy, mira a tus relaciones. La relación no cambiará a menos que tu cambies. A menudo no es la relación ni la otra persona la que primero necesita cambiar. A menudo quien necesita atención inmediata eres tu. Pon atención a ti mismo hoy. Camina en la luz. Vive en la luz. Di, “Pregúntame!” y luego señálate a ti mismo.

 

Robert & Rebecca Vander Meer

LaArboleda.net