Hay más felicidad en dar que en recibir,
y esto es absolutamente cierto.

La felicidad no está como un ente fuera
de nosotros y se hace patente, sensible,
cuando damos, cuando compartimos, cuando
amamos.

Por eso si quieres ser feliz, aprende primero
a dar y a amar.

Y aprende de las cosas simples y sencillas
que quizá puedan servirte

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