El optimismo eleva tu espíritu.
Es una ley, tanto del plano natural como de la dimensión espiritual,
que cuando adoptas una actitud positiva, lo que te rodea se vuelve positivo.

La alabanza te acerca a Dios.
Cuando le alabas, se abre y se fortalece tu vínculo con Él. Eso le permite hablarte más claramente, lo que contribuye a poner las cosas en su debida perspectiva. La alabanza te pone en Su frecuencia de onda y te permite recibir Sus vibraciones. Abre un canal en el espíritu a través del cual Él puede verter Sus bendiciones sobre ti.

Alabar a Dios te recuerda que Él es elúnico capaz de resolver tus problemas.
Además manifiesta que confías en Él y en que Él te ayudará a salir adelante. Tus alabanzas le demuestran que dependes de Él, que desistes de tus propias obras y confías en que Su poder obrará el milagro necesario.

La alabanza activa tu fe.
Agrada a Dios y le mueve a responder tus oraciones. Además te levanta el ánimo y te hace apartar la vista de tu petición y de las circunstancias del momento y concentrarte en el cumplimiento de la petición.

La alabanza pone de manifiesto en tu vida mucho de Su Espíritu…
…y de los frutos de Su Espíritu, sobre todo los dones de fe y optimismo, que propician la sanación, la buena salud y milagros de todo tipo.

Concéntrate en lo positivo,
Alábale por todas las cosas maravillosas que ha hecho por ti. Alábale por el bien que puedes imaginar que Él va a lograr por medio de lo que está ocurriendo.

Una vez que comiences a alabar a Dios más,
te darás cuenta de que hay muchos motivos para hacerlo.
La alabanza convertirá tus períodos
de angustia en momentos de triunfo.

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