Qué corazón el de Pablo, quien estando en una  situación difícil, en una cárcel, solo y con una perspectiva oscura delante de él, pudo hacer un recuento y con mano firme preso escribir a los libres para decirles: “Yo quiero que ustedes no se desanimen ni se angustien y sepan que las cosas que me han sucedido hasta ahora han redundado para el progreso del evangelio”. Serafín Contreras G.

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias.  Filipenses 4:6.