Alguien me escribió recientemente:

“Comenzó un nuevo año y para mi
todo es igual o peor, quiero creer que voy a tener un buen año y por
mas que me lo repito a mi mismo me sigo sintiendo como un perdedor, un
fracasado. ¿Qué hago?…”

La situación de esta persona es la de muchas que dicen: ¿Por qué no puedo tener una vida mejor si ahora soy cristiano? ¿Por qué mi pareja se divorció de mi y todavía lo sigo amando? ¿Por qué no consigo un empleo mejor y me gradué con honores? ¿Por qué sigo pagando deudas y nunca termino de pagarlas? Y todo es un por qué. Algunos llegan a examinarse y se dicen es culpa mía, nací para perdedor, no tengo remedio ni tengo futuro, pobrecito yo. Lo más triste es que muchas de estas personas esperan que le solucionen los problemas que ellos mismos crearon, decisiones que ellos tomaron un día, pero les salió mal.

Hay una buena noticia: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”. Juan 16:33 (NVI)

Los problemas son parte de la vida. Jesús hablaba que tendríamos aflicción, pero que El ha vencido el mundo. El nos otorgó la paz. Eso me dice que El me formó para la victoria. Dios nos creo para la alabanza de Su Gloria, por lo tanto El no te pudo crear para el fracaso.  Anímate a ser un ganador, El ha prometido estar contigo, El pelea las batallas por ti, pero también espera que tú te esfuerces y hagas lo que a ti te corresponde hacer.

El científico Albert Einstein decía: “Los problemas que creamos lo hicimos con un nivel de pensamiento para resolverlos necesitamos tener un nuevo nivel de pensamiento.” Piensa por un momento: ¿Qué haría Jesús en tu situación? ¿Qué quiere Dios que haga en esa situación?
Hágase las preguntas correctas, rompa con los paradigmas de aquello que lo ha paralizado durante mucho tiempo, de lo que no se puede.

Es probable que lo haya leído, pero bueno es recordarlo:

“Había dos niños que patinaban sobre una laguna congelada. Era una
tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación. Cuando
de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.

El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó
una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró
quebrarlo y así salvar a su amigo.

Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:

-¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, es imposible que lo haya
podido quebrar, con esa piedra y sus manos ¡¡¡tan pequeñas!!!

En ese instante apareció un anciano, que dijo:

-Yo sé cómo lo hizo…

-¿Cómo? – Le preguntaron al anciano y él contestó:

No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer.

¿Quién te dijo que tus problemas no tienen solución? No dejes que los problemas o las crisis condicionen tu vida. Entiende que eres único y que Dios te ha dado una capacidad creativa, dones, talentos, y otras habilidades para solucionar los problemas y puedas bendecir a quienes te rodean. Con un nuevo nivel de pensamientos podrás ver posibilidades
en tu vida en vez de imposibilidades. Dile adiós al estrés, ansiedad, depresión, miedo, temor, porque en ti habita El que te ha hecho más que vencedor sobre todas estas cosas.

“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Romanos 8:37

Me gustaría dejarte brevemente cinco pasos para la solución de problemas, no dudo que existan más, pero estos te ayudaran a sentirte más que vencedor:

1. Descubra claramente cual es el problema.  A veces lo que usted cree que es el problema no es el problema. Hágase preguntas: ¿Qué es lo que está mal? ¿Cuál es el problema que estamos tratando de resolver? ¿Cuál es mi responsabilidad en el problema? Sea específico, no de vueltas ni caiga en suposiciones. Para los casados, no hay problemas
matrimoniales, solo problemas personales.

2. Coloca una meta específica. ¿Qué me gustaría que ocurriese? ¿Cómo se ve con el problema resuelto?

3. Expande tu imaginación. Piense en todas las ideas que sean posibles para solucionar el problema. Piense en posibilidades. Haga muchas preguntas. Olvide la “crisis” por un momento y diviértase pensando como sería su vida sin ese problema, pregúntese ahora: ¿Qué me falta para solucionar el problema? ¿Qué me impide solucionarlo?

4. Toma acción sobre tus pensamientos. Una vez encontrado lo que falta para solucionar el problema, diseña un plan de acción que te lleve a esa vida que quieres lograr. No te quedes en el papel. Haga lo que tenga que hacer: perdonar, amar, servir, honrar, disciplinar, perseverar, pagar, trabajar. No se rinda hasta ver su problema resuelto.

5. Adquiere sabiduría. La sabiduría viene de Dios y a El debemos buscar para que nos ayude en los primeros cuatro pasos. Separados de El nada podemos hacer. Proverbios 4:5-9

¡Naciste para Ganar!

En amor y liderazgo,

Pedro Sifontes

Conferencista y Entrenador de Liderazgo y Coaching. Fundador y
Director del Centro de Liderazgo Creativo. Pastor del Centro Familiar
Internacional Las Buenas Nuevas, Panamá.

Contacto: [email protected]