Vi Pornografía por primera vez cuando tenía cerca de 5 años de edad. Aquellas imágenes están todavía  grabadas en mi cerebro aunque estoy seguro que esas imágenes han sido  ligeramente modificadas luego de 25 años de agregar nuevas.

Cuál fue el camino que tomé de ser un muchacho feliz hasta llegar a ser un Pastor de Iglesia a los 25 años, casado, adicto a la Pornografía, visitando prostitutas y con intento de suicidio?
No soy el único que ha viajado como viniendo de otro planeta, sobre este sendero de impureza y adicción sexual. No solo yo he tomado decisiones que me han  sacudido diariamente con estas situaciones.  Esto significa amigo que usted tampoco está solo.
Todos nosotros hemos estado, estamos o estaremos manejando nuestro camino en la vida por nuestras propias manos, sin Dios y solitarios.  Quizás estamos donde estamos batallando y golpeando el aire sin nunca saber  quién o qué es bueno o es malo. La Ley elástica de esta sociedad no nos ha dado respuestas definitivas a nuestras preguntas. La gente tiene opiniones acerca de la vida y la libertad, pero cuando se trata de la Verdad, propósito, Realidad y absolutos, lo eludimos.
De esta manera no esquivamos el pantano de la incertidumbre y caminamos nosotros o guiamos a otros mientras nosotros mismos estamos perdidos. Somos ciegos guiando a otro ciego.

En mi camino de la vida han existido tres Robertos.

El primer Roberto estuvo parte del camino en la trampa del ciclo adictivo donde experimenté el mismo infierno y donde se desgarró mi vida en pedazos.  Desgarró a mi familia, mis amigos, mi trabajo, mi vida misma y me separó de Dios.

El segundo Roberto encontró alguna idea del creador y entonces en Dios hallé el propósito. Allí descubrí que no estaba sin esperanza ni  perdido. Entendí que no estaba solo y que verdaderamente había un propósito  de vida para lo cuál fui creado. Ese pantano de incertidumbre se fue secando y  empecé a encontrar  tierra seca, ya no estaba más  sin rumbo fijo y el ciego ya no me guiaba más.

Ya estaba siguiendo a Dios, solo que era algunas veces, no todo el tiempo, sino algunas veces, siguiendo a Dios pero a mi manera. Estableciendo mi propio camino.  Siguiendo a Dios pero sin la ayuda de otros.
Somos criaturas de Dios, como la Biblia lo describe, pero criaturas solitarias. Conocemos gente pero ninguna de esas personas realmente nos conoce. Nos escondemos nosotros mismo por el temor de saber que no somos lo suficientemente buenos.

Si usted experimenta esta cautividad de adicción, el aislamiento viene a ser peor- Usted entonces en esta situación quiere esconderse de los otros, porque ahora estamos convencidos que no somos tan buenos. Esta soledad puede ser aterradora y controladora. Así vivió el segundo Roberto de mi vida. Entonces al hablar del primero y segundo Roberto, estoy hablando en realidad del primer y segundo hombre de nuestras vidas. El primer hombre está rodeado de gente pero no sabe a donde va, está perdido y sin Dios.  El segundo hombre tiene a Dios y no está perdido, pero vive en temor de otras personas y por lo tanto vive solo y aislado. Vive en temor de ser expuesto y no cuenta con ayuda.

Acá está el tercer Roberto o el tercer hombre de mi vida.
Quién es el tercer hombre? Es la persona que entiende que necesita a Dios, pero también a la gente. Sabe que ha sido creado por Dios para amar y ser amado. El aprende que otra gente siente lo mismo que él en el camino, se sienten asustados por no ser suficientemente buenos. Este tercer hombre con su identidad revelada, puede ayudar a otros. Yo sigo a Dios, Tú sigues a Dios, nosotros seguimos a Dios. Yo te digo mis debilidades y tú me dices las tuyas. Permito en este tercer hombre que Dios me ame y permito que tú me ames. Aprendo amar a Dios y a ti más que a mi mismo. El tercer hombre vive en humildad. El Tercer hombre vive en comunidad. El Tercer hombre vive en la luz. El tercer hombre vive…por que no está perdido y no está solo.
El no está temeroso de exponerse porque el ha aprendido que la verdadera libertad viene de exponer a la luz su lado oscuro de la vida. El aprende que así como la luz brilla en las tinieblas él necesita de otros para ayudarles a entender la transformación que está experimentando. Necesita de otra gente para que le escuchen a él explicar su oscuridad con la esperanza de que ellos lleguen a familiarizarse con esto o por lo menos con algo como esto.

La Luz siempre vence las tinieblas. Es nuestra responsabilidad traer todo a la luz. Si no hay luz, Verdad y trasparencia entonces solo hay una cosa…Tinieblas. Las tinieblas pueden  paralizar. Son tan oscuras como una plaga. La oscuridad puede sentirse. El Tercer hombre ya no vive en la oscuridad más. Puede ser que ocasionalmente regrese a la oscuridad porque él olvidó cómo son las tinieblas y de pronto quiere encontrar seguridad en el aislamiento, pero los que le rodean no dejarán que él se quede allí. Ellos lo arrastrarán si es necesario para traerlo de regreso a la luz.
Llegar a ser real toma su tiempo. Exige esfuerzo. Involucra emoción. Exige que seamos rigurosamente honestos.

Si estás viviendo el Primer hombre, no te quedes en el pantano, no te guíes a ti mismo ni dejes que líderes ciegos te guíen. Tú tienes esperanza y propósito. Eso no se encuentra en la gente sino en Dios. El te espera.
Si estás viviendo en el segundo hombre y estás experimentando aislamiento aunque sigues a Dios, puede ser que incluso hayas perdido la esperanza en Dios porque estás experimentando el dolor de la vergüenza de no caminar en la luz. Te sientes solo aunque estás rodeado de gente mientras sigues a Dios. No sigas en ese sendero. Tú ya has encontrado tu esperanza en Dios, ahora encuentra la esperanza de Dios en otras personas. No te quedes en la tumba. Estás totalmente vivo en Cristo pero escondido en las tinieblas. Permite que Dios haga brillar su luz sobre ti y alumbre los lugares oscuros de tu vida.  Encontrarás libertad allí.

Ayúdame a caminar como el Tercer hombre. Yo no puedo hacer esto por mi mismo. No quiero hacerlo por mi mismo. Podemos finalmente vivir y caminar en el propósito para el cual fuimos creados. Amando y viviendo con él como nuestro Dios y  el uno con el otro para vivir en comunidad y ayudarnos.
Cómo caminé de un muchacho feliz a un joven adicto? A través del aislamiento.

No temas, da un paso a la luz. Es mejor aquí.

Roberto Vander Meer.
Buenos Aires. Argentina