Nos encontrábamos en la clase de cuarto grado de la señorita Tacy, repasando las tablas de multiplicación, recuerda John Maxwell, cuando levanté la vista y vi que mi padre entraba al salón de clase.

Señorita Tacy -escuché a mi padre decir-, pienso salir de viaje mañana, y me voy a llevar a John conmigo alguno días para enseñarle -no podía creerlo. ¡Iba a faltar a la escuela y pasar tiempo junto a mi papá! Por poco brinco sobre mi silla.

Papá continuó diciendo: Usted ha hecho un excelente trabajo enseñando a John, pero ahora es mi turno por una temporada -entonces se volvió hacia mi y dijo-: Te veré en casa esta noche, John.

Lo que más recuerdo de ese viaje en el Ford Fairlane de mi papá fueron las horas que pasamos hablando de todo: béisbol, baloncesto, eventos y noticias, música, la iglesia, la escuela y sobre mis amigos. Era la primera vez que tuve a mi padre para mí solo.

Aquel viaje con mi padre a la edad de diez años me hizo sentir muy importante y mayor. También estableció la manera en que tomaría el control de mi educación. Él y mi madre reconocían que ellos eran mis maestros más importantes.

Planifica un día en el cual puedas crear un recuerdo especial para tu hijo.

Proverbios 16:23
El corazón del sabio enseña a su boca
y añade persuasión a sus labios.