Al escuchar la desagradable retórica política, uno pudiera pensar que el liderazgo tiene que ser agresivo y confrontacional, pero consideremos esta parábola sobre el liderazgo.

Un estudiante al que se le asignó escribir un ensayo sobre el líder efectivo, escribió esta historia:

He estado tomando el bus al colegio por años. La mayoría de los pasajeros mantienen sus pensamientos para sí mismos y nadie le habla a nadie.

Hace como un año, un anciano se subió al bus y dijo en voz alta al conductor: “¡Buenos días!” La mayoría de la gente levantó la mirada, molesta, y el conductor simplemente gruñó. Al día siguiente el hombre se subió en la misma parada y nuevamente dijo en voz alta: “¡Buenos días!” al conductor… otro gruñido.

Para el quinto día, el conductor se rindió y le contestó al hombre con un medio alegre “¡Buenos días!” El hombre anunció: “Mi nombre es Benny” y le preguntó al conductor: “¿Y cuál es el suyo?” El conductor contestó que su nombre era Ralph.

Esa fue la primera vez que todos nosotros escuchamos el nombre del conductor y pronto la gente comenzó a hablarse entre sí y saludar a Ralph y Benny. Pronto Benny extendió su alegre “¡Buenos días!” al bus complete. En unos pocos días su “¡Buenos días!” le fue contestado por una buena cantidad de “Buenos días” y todo el bus pareció mostrarse más amigable. La gente llegó a conocerse los unos a los otros.

“Si el líder es alguien que hace que algo pase, Benny fue nuestro líder en amabilidad”.

Hace un mes, Benny no se subió al bus y no le hemos visto desde entonces. Todos comenzaron a preguntar por Benny y muchos dijeron que podría haber fallecido. Nadie supo qué hacer y el bus se tornó silencioso nuevamente. Así que la semana pasada, comencé a actuar como Benny y dije: “¡Buenos días!” a todos y comenzaron a alegrarse de nuevo. Me parece que ahora soy yo el líder. Espero que Benny regrese para que pueda ver lo que él comenzó.

Michael Josephson
Fuente: www.motivateus.com

La historia de hoy ilustra de manera hermosa cómo la valentía de una persona que se atreve a cambiar una condición que muchos han tomado como normal, puede agregar valor a la vida de muchos. Y todo esto ocurre y puede seguir ocurriendo en medio de nuestra rutina diaria, si tan sólo nos atrevemos a abrir los ojos y realmente ver lo que pasa a nuestro alrededor.
Lo que suele ocurrir es que estamos tan inmersos en nuestros pensamientos que dejamos de percibir la realidad que nos rodea… y por ende estamos dejando de vivir la vida abundante que Dios tiene para nosotros y que necesariamente incluye nuestra interacción y relaciones con muchos otros.
Atrevámonos a liderar cambios en nuestro entorno para la gloria de Dios.
Adelante y que Dios les continúe bendiciendo.

Raúl Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán