Llegado el verano, una hormiga que rondaba por el campo recogía los granos de trigo y cebada, guardándolos para alimentarse durante el invierno.

La vio un escarabajo y se asombró de verla tan ocupada en una época en que todos los animales, descuidando sus trabajos, se abandonan a la buena vida.  Nada respondió la hormiga por el momento; pero más tarde, cuando llegó el invierno y la lluvia deshacía las boñigas, el escarabajo hambriento fue a pedirle a la hormiga una limosna de comida.  Entonces sí respondió la hormiga:

“Mira escarabajo, si hubieras trabajado en la época en que yo lo hacía y tú te burlabas de mí, ahora no te faltaría el alimento”.

Cuando te queden excedentes de lo que recibes con tu trabajo, guarda una porción para cuando vengan los tiempos de escasez.

Fábula de Esopo
Fuente: www.edyd.com

Hoy les envío una de las fábulas más conocidas de todas…aunque con insectos distintos a los usualmente utilizados.  Lo cierto es que no cabe duda que al pasar por la vida, todos experimentaremos tal y como nos lo plantea el autor del libro de Eclesiastés, distintos “tiempos” en la misma.  Así , todos podemos esperar tener épocas en las que disfrutemos de abundancia relativa y otras en las que un poco de estrechez.  Eso no significa en absoluto que Dios nos haya abandonado sino todo lo contrario, que en una u otra situación jamás nos desampara… tal y como lo aprendiese el Apóstol Pablo, llevándole a contentarse en ambas circunstancias.  La fidelidad de Dios nunca falla pero, ¿y la nuestra?  De todas maneras, el guardar para momentos de estrechez (no sólo la nuestra sino es especial de la de los demás) nunca está de más.  No sólo es una buena práctica (bien expresada por el ahorro sistemático) sino que es reflejo de sabiduría al reconocer que Dios nos da más de lo que realmente necesitamos para cubrir nuestras necesidades, ayudar a los demás y un poquito más.  Seamos sabios en nuestra labor y finanzas.  Adelante y que el Señor les bendiga.

Raúl Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán