“Tal vez sea mejor que nos sintamos mal cuando sentirnos mal es la reacción normal ante un acontecimiento doloroso.”

Tenía 12 años. A esa edad, toda la atención gira alrededor de la efervescencia de la adolescencia.

Sin embargo, esta niña iba a enfrentarse a uno de los momentos más difíciles de su vida.

Al salir en la mañana hacia el colegio, su padre la llamó para darle la bendición. Ella dudo por un momento en ir…..- ¿y si tiene un ataque mientras ora por mi?- pensó hacia sus adentros. Sin embargo fue. Las últimas palabras: -“Dios te bendiga y te guarde, Dios haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia”- y el sello de la bendición fue un beso.

Meses atrás su padre había empezado a desarrollar una serie de síntomas para los cuáles los médicos hallarían respuesta hasta el momento de la autopsia: un tumor cerebral. Le llevó solo unos meses perder aquello por lo que había trabajado una vida. Quizás lo más difícil era sentir como perdía el control de su cuerpo cada vez que caía en una convulsión.

¿Qué pasa por la mente de una chica de 12 años cuando recibe la noticia que su padre repentinamente murió?, ¿cómo elabora el duelo paterno el/la adolescente o el niño y la niña?, ¿cuáles son los temores o ideas recurrentes referentes a la muerte que tienen los niños y las niñas sobrevivientes de un duelo? …

Si me acompaña, yo se lo puedo contar.

La muerte de un ser querido durante la niñez puede tener efectos profundos y duraderos a lo largo de la vida.

Para los niños y las niñas el término “muerte” esta cargado de una gran abstracción y a la vez de sentimientos de confusión, ambivalencia, tristeza y hasta culpa.

Frecuentemente recibo personas en mi consulta porque no saben cómo decirle a su niñito o niñita que el abuelito, la hermanita, mamá o papá y por que no, su adorada mascota … ya no están más…

Tener en mi historia de vida una secuela emocional por la pérdida de mi amado padre, me ha permitido poder entender el dolor de estos niños y niñas que son llevados a mi consulta para acompañarlos en el trayecto de la elaboración de su duelo.

Siempre le digo a estas personas que la muerte de un ser querido es algo que nos marca para toda la vida; sin embargo hay “mil y una forma” de poder llevarlo.

Socialmente no se nos enseña a hablar de la muerte, por eso cuando esta llega, muchas veces caemos en el error de inventar mentiras o excusas como: tu (abuela, primo, papá..) está haciendo un viaje muy largo … esta en el hospital … y en ocasiones sabiendo que hay pocas esperanzas omitimos todo tipo de información.

Entonces tenemos niños y niñas que crecen con la idea de que en los hospitales se entra para nunca salir o con el temor de que sus seres queridos salgan un día de casa para abandonarlos…

Desde siempre, el tema de la muerte ha sido un tabú en nuestra sociedad. Equivocadamente, nos hemos hecho a la idea de que solo las personas adultas podemos entender y hablar de la muerte; por eso muchas familias ocultan enfermedades y situaciones críticas que evocan muerte; porque se piensa que esta es una forma de proteger a quienes amamos… ¡Error! , esto se llama “ilusión de protección”, ¿cómo protegernos de la muerte….? A la larga, los niños y las niñas suelen sentirse más afectados por la ausencia de la verdad que por la verdad en sí.

Si usted esta enfrentando una situación de muerte de algún ser querido, puede tomar en consideración esta recomendaciones:

• Trate de comunicar la noticia en un momento en que pueda controlar sus emociones. Sé que el dolor puede ser desgarrador, sin embargo los niños pueden traumarse cuando presencian o reciben estas noticias en medio de gritos, desmayos…. Busque un lugar aparte y comparta la noticia utilizando las palabras más simples y claras que pueda.

• Puede hablarle de sentimientos, esto le permitirá conectarse y sentirse acompañado en el dolor.

•Es importante que los niños y niñas participen de los rituales. Aún y cuando es muy duro, permítale participar. Tome el tiempo para explicarle previamente en qué consiste y qué se hace en cada uno.

• Llorar esta bien. Evite decirle “tienes que ser fuerte” “tu (papá, mamá…) no quisiera verte triste” valide el llanto.

Por: Licda. Tatiana Carrillo Gamboa.
Psicóloga, Psicopedagoga.