“Y yo rogaré al Padre, o os dará otro Consolador, para que este con vosotros, para siempre” Juan 14:16.

El Grande Padre, se dio a conocer Sí mismo, a creyentes de la antigüedad antes de la venida de Su Hijo. Él se dio a conocer a Abraham, Isaac, y Jacob como el Dios Omnipotente. Entonces Jesús vino, y el siempre se dio a conocer ahora através de la bendita persona de su hijo.

En el tiempo de ascensión del Redentor, el Espíritu Santo llegó a ser la expresión de la presencia de Dios en una nueva época y Su poder fue gloriosamente manifestado en y después del Pentecostés. Él permanece en esta hora en el creyente en la expresión real de: Dios con nosotros, Su residencia está en y con Su gente, guiando, orientando, y enseñando.

Hoy se que tengo ese Consolador bendito en mi transitar y en mi vivir. No estoy solo, él está conmigo. ¿Reconozco Su presencia como debe ser? Yo no puedo controlar su obra. El Consolador hoy opera de una manera soberana en mi vida. Hoy no quiero estar ansioso porque puedo estropear su trabajo en mi vida. Quiero hoy estar vigilante porque no quiero contristarlo en mi manera de hablar o de actuar. Sin él, yo hoy no puedo hacer nada.

Sin El Consolador yo no puedo hacer nada, pero por Su energía omnipotente los resultados más extraordinarios pueden producirse: todo depende de su manifestación de su poder. Hoy necesito buscar tanto en él su poder y guía tanto para mi vida interior tanto como para mi vida exterior de servicio en una dependencia respetuosa de él.

Hoy no quiero correr de su llamado y actuar independientemente de su asistencia. El Santo Consolador no es ningún regalo temporal, más estará conmigo para siempre.

Gracias Padre Celestial. No me haz dejado solo. Un Consolador me haz provisto con gracia, amor y bondad. ¡Qué más puedo desear en este día , sino es la dulce compañía que me sostiene y me guía!. No quiero entristecerlo ni quiero ignorarlo. Espíritu de Dios Gracias por guiarme, enseñarme y dirigirme.

Un Consolador que está a mi lado para en todo momento sostenerme. Ya no me siento solo porque conmigo está el Espíritu de Dios. Señor, consciente de tu amor quiero vivir y agradarte en mi caminar obedeciendo la voz de tu Espíritu.  Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano
www.serafincontreras.com