Pero tú, cuando ayunes , unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:17-18

 

Recompensas….Recompensas….muchas recompensas hay en el mundo. Se ofrecen recompensas por atrapar delincuentes, Recompensas para los mejores vendedores. Recompensas para el buen estudiante y para muchas otras cosas existen recompensas. Cuál es la mejor recompensa?.

La mejor recompensa es la que da el Padre celestial . Él como un buen Padre sabe y quiere recompensar a sus hijos. Sus recompensas son públicas. Él me pide que ore, que ayune y que sea misericordioso con el necesitado, pero que todo eso lo haga en secreto y él, quien ve en lo secreto me recompensará en público su recompensa se traduce no en regalos, sino en fruto que se puede ver y palpar.

Cuando paso tiempo con el Señor, cuando me acerco a él en secreto y luego salgo de su presencia los demás notarán un cambio. La Biblia habla de Moisés, cuando descendió de hablar con Dios su rostro resplandecía y el pueblo lo observaba. Esta descripción de Moisés con un velo sobre su rostro es pertinente para nuestra vida. Con el tiempo, la comunión estrecha y constante con Dios se hará visible para los demás.

Moisés no sabía que su rostro brillaba y tampoco nosotros estaremos conscientes de la luz de Dios que se desprenderá de nosotros; pero está luz hará que sea más profunda la impresión que dé como vaso de barro. La impresión que se desprende de la comunión secreta con el Padre hará que unos se sientan cómodos y otros incómodos.

Su recompensa es pública, porque el deseo de Dios es demostrar su poder y su misericordia para el necesitado y el sufrido y él quiere usarnos como sus vasos y canales. Hoy, por lo tanto además de cerrar la puerta y estar en secreto con él, estaré consciente al abrir la puerta, lo que compartí con el Padre en Secreto se manifestará en respuesta en público. Cuando esto acontezca con humildad regresaré al aposento para entregarle a él de vuelta lo que él me ha permitido ver y palpar.

Señor, Gracias porque no solo me invitas a cerrar la puerta y encontrarme en secreto contigo, sino que además me prometes que al abrir la puerta la recompensa será publica. No estoy buscando recompensas, pero sé que esa llegará sin que yo la busque.

Lo más importante para mi hoy es cerrar la puerta y cuando la abra la recompensa será automática, porque es la manera como tu operas. Se que las recompensas no son para mi, sino de beneficio para otros. Amen.

Dr. Serafín Contreras Galeano
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