Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra. — Filipenses 2:10

Cuando oramos, el nombre de Jesús da poder y “respalda” nuestra petición.  Exactamente como Jesús realizó milagros en el nombre de Su Padre, así hay que pedir, en nuestra oración, ayuda para vencer obstáculos y respuestas a nuestras peticiones en el nombre de Jesús.

Nuestro Padre Dios entra a nuestro mundo para sanar gente y para hacer milagros en el nombre de Jesús como una forma de traerle gloria y reconocimiento entre la gente como el Salvador del mundo.
Las oraciones al Padre en el nombre de Jesús, contestadas mediante el poder del Espíritu Santo, le  muestran al mundo en forma exacta como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son todos Uno.

El Padre Nuestro, que sirve como un buen modelo para todas nuestras oraciones, comienza con la adoración de Su nombre (“Santificado sea Tu nombre”). Dios da Su nombre (y autoriza Su uso) sólo a Su pueblo como una expresión de Su misma presencia y poder sobre la tierra. “En Su nombre” es sinónimo de “de parte de Él y de Su autoridad, en virtud de lo que Él ha llevado a cabo”.

La Biblia nos dice muchas cosas acerca del nombre del Señor.  Por ejemplo:
▲Debe ser alabado “desde el nacimiento del sol hasta su ocaso” (Lee Salmo 113:3).
▲Es “torre fuerte” de defensa contra las fuerzas que tratan de destruirnos. (Lee Proverbios 18:10).
▲No debe tomarse “en vano” como una expresión vacía en nuestras conversaciones, o para invocar cualquier tipo de maldad. (Lee Deuteronomio 5:11).

Una vez más se nos recuerda la diferencia entre la relación que podemos disfrutar con el Señor y la religión muerta que siempre está tratando de quitarnos ese gozo. La oración funciona, no porque trabajemos para ganarnos créditos que más tarde podemos “hacer efectivo”, sino porque Jesús hizo todo el trabajo en la cruz “de una sola vez y para siempre”. Y es interesante saber que Jesús mismo diariamente va ante Su Padre para conversar e interceder, para “presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros”.

Ningún asunto o necesidad es demasiado grande o demasiado pequeño para llevarlo ante el Señor.
Su nombre es mi garantía en este día al acercare al Padre en Oración.

Señor, Gracias por darme la garantía del Poder en tu Nombre. Eso me inspira total seguridad. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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