“Deléitate en el Señor,  y él te concederá los deseos de tu corazón”. Salmo 37:4

 

Para los asistentes y los asociados de una gran corporación, el ejecutivo principal puede ser una presencia que cause temor, y no alguien que pueda ser interrumpido en lo más mínimo. Nunca pensarían en entrar a la oficina del gerente general y juguetear con las cosas que tiene en su escritorio; algunas cosas no se hacen, sin importar qué tan familiar pueda ser el ambiente de trabajo.

En muy raras ocasiones los trabajadores de la base se acercarían al ejecutivo principal para solicitar un aumento o para pedir la investigación de alguna situación. Eso simplemente no se hace.

Hay gerentes que manejan esos asuntos.

Pero un día de descanso de la escuela, la nieta de esa persona poderosa puede entrar a la oficina, treparse en las piernas de su abuelito y hacer collares de clips. Puede suspender las negociaciones internacionales o los planes de negocios multimillonarios para pedir una pluma de otro color para hacer dibujos, o para anunciar que la engrapadora ya no tiene grapas.

Aunque algunos empleados podrían indignarse por la interrupción y secretamente maravillarse que la pequeñita no está nada consciente del hecho de que ése es un lugar de trabajo, y no la sala de su casa, ningún empleado dejaría de ver el punto principal: los miembros adorados de la familia pueden entrar a ver al jefe en el momento que lo deseen.

El aprender a darle la bienvenida a las acciones y a los propósitos de Dios en tu vida es como aprender a ser un hijo en las piernas de Dios. Te asombrarás de cuántos recursos ha ofrecido y puesto a tu disposición, y de lo fácil que es pedirlos en los tiempos de necesidad. Pero antes de explicar algunos de los detalles sencillos de la oración, nos ayudará si disipamos algunas de las impresiones equivocadas que la mayoría de las personas tiene acerca de conversar con Dios.

La verdad espiritual es tan opuesta a nuestra forma natural de pensar respecto a las cosas, y si no tenemos cuidado, nuestros pensamientos naturales y religiosos pueden avanzar aceleradamente para sofocar lo que el Señor quiere que sepamos.

▲Que Dios se deleita cuando nos acercamos a Él en cualquier momento y en cualquier lugar.

▲Por qué no tenemos que ser “tan buenos” para orar.

▲Cómo es la oración  para los momentos en los que hemos perdido toda esperanza

▲Cómo es afectado el ámbito de lo invisible por nuestras oraciones

▲Por qué están vitalmente relacionadas con la oración las acciones gracias y la fe.

▲La importancia del nombre de Jesús.

▲Por qué no tenemos que orar en lapsos de tiempo establecidos.

El aprender a darle la bienvenida a las acciones y a los propósitos de Dios en tu vida es como aprender a ser un hijo en las piernas de Dios.

Hoy…Me Deleitaré en Dios plenamente aprovechando cada minuto.

Señor, Gracias por darme la oportunidad de crecer y deleitarme en tu altar en oración y comunión. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.

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