Mucha paz tienen los que aman Tu ley… — Salmo 119:165

 

La Biblia es diferente a cualquier otro libro que leas. No es un libro de texto inerte para ser memorizado o estudiado como un volumen de ciencias. No es sólo una colección de información como una enciclopedia, o una recopilación de principios y axiomas como un libro de geometría.

Ni siquiera es sólo una lista de reglas y guías morales a seguir. Sí proclama la verdad y sí ofrece principios y guías confiables para la vida. Entre más memorices de sus porciones, mejor. Pero más allá de todo esto, tiene vida propia, una cualidad viva que le permite “actuar” en nosotros y hacer su trabajo proyectado casi por sí sola.

Es como un compuesto químico que reacciona con otros elementos. Como el peróxido de hidrógeno que burbujea en respuesta a agentes infecciosos, así la Palabra de Dios es

Recta —precisamente como debe ser, como una mañana clara y soleada o una mesa exquisitamente arreglada para cenar.  No hay nada mejor que el carácter genuino de la Palabra de Dios.  Trae a tu corazón un gozo profundamente arraigado, tal y como podrías deleitarte con la belleza de un atardecer. La constante exposición a la Biblia contrarresta la contaminación de la vida y presenta a tu vida un sentido fundamental de bienestar y prosperidad.

Es Pura  —completamente libre de cualquier contaminante del mundo o de otro elemento de distorsión. No tiene motivos o mensajes mezclados que necesiten ser filtrados. Revela todo tipo de falsedades, subterfugios y falsedades de la vida, que de otra manera no discernirías. La Biblia es como una poderosa lámpara brillando en el camino frente a ti; te permite ver trampas y hoyos ocultos y te señala el mejor camino a seguir.

Es Verdadera y justa —te revela completa y hábilmente la forma en que Dios tenía proyectado que la vida funcionara y fuera. La justicia y la verdad de Dios vienen a nosotros sólo mediante la revelación, y la Biblia es la revelación de Dios hacia nosotros.  Te Hace consciente de lo que perdura hasta la eternidad y de lo que simplemente pasa. La Palabra de Dios permanece para siempre, y cuando el polvo finalmente se asiente en esta vida, sólo quedarán de pie aquellas cosas que se alinearon con la verdad eterna.

Es Dulce y deseable —intensamente apetecida por tu espíritu como la comida más deliciosa que te puedas imaginar. Nada sabe mejor a tu alma que la Biblia, y nada puede ofrecer una nutrición tan perfecta para el crecimiento y la salud. Desarrolla inmunidad en tu sistema espiritual, protegiéndote de enfermedades externas y de dolencias internas que de otra forma podrían explotar tu vulnerabilidad. Las Escrituras te proveen una gran gama de defensas contra todo tipo de infecciones.

Hoy por eso me expongo a la Palabra que transmite Vida y Paz.

Señor, Gracias por tu amor y tu presencia expresada en tu Palabra, ella me produce Vida y Paz. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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