“Venid, casa de Jacob, y caminaremos a la luz del Señor” Isaiás 2:5.

Sobre todas las cosas, Dios desea una relación contigo. Creó al mundo con un corazón rebosante, deseando estar y compartir con personas como tú y yo.

Aunque parezca difícil de creer, el Dios Altísimo quien hizo cada una de las cosas en este planeta, lo hizo pensando en nosotros. Ésta es la sencilla verdad de la cual emanan todas las otras interpretaciones acerca de Dios.

No aparecimos en la tierra por casualidad como el resultado de una coincidencia cósmica. El comienzo de nuestra raza no se desarrolló en un vacío de incertidumbre o en unos torbellinos vacíos de partículas que llegaron al azar. Más bien, somos la culminación del trabajo creativo e intencional hecho por la mano de Dios.

Su propósito para con nosotros siempre ha sido el mismo: revelarse a nosotros y amarnos. Anhela que lo conozcamos cada vez mejor. Y eso explica todo lo demás que Él hace.

Aunque es algo difícil pensar en Dios en términos humanos, simplemente porque Él es mucho más grande, en todos los aspectos, que cualquier ser humano, no podemos comprender adecuadamente Sus intenciones de relacionarse con nosotros, a menos que usemos un lenguaje que sea familiar a nuestras vidas cotidianas.

De hecho, una de las ideas equivocadas más comunes acerca de Dios es que Él solamente quiere que pensemos acerca de Él en formas grandiosas y religiosas. Muchas personas asumen que, en vista de que Dios es tan grande y santo, ¡deberían permanecer lejos de Él! Sin embargo, Dios se nos revela en la Biblia como un Dios que anhela tenernos a Su lado.

Él quiere hablar con nosotros, expresarnos Su amor y hacer planes con nosotros. Él piensa en nosotros, nos recuerda y nos hace promesas, y quiere que nosotros hagamos lo mismo con Él.

Él hace muchas cosas iguales a las que nosotros hacemos, excepto una: ¡Nunca se equivoca!

Es posible conocer a Dios. Tiene un carácter distintivo, uno tan prodigiosamente perfecto y magnífico, que parece casi absurdo. El es no tiene igual y por ello hoy mantendré y guardaré mi relación él.

Señor, Gracias por no dejarme solo en este mundo sin Dios y sin esperanza. Haz venido cerca de mi para darme tu amor, tu salvación, tu compañerismo que no quiero perder. Hoy decido guardar mi relación contigo . EN el Nombre de Jesús tu hijo amado. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
Diario caminar con Dios.