“Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria”. Salmo 73:24

Sus palabras nos impulsan a actuar en una forma particular; nos dirigen para adoptar una postura contra las cosas que nos enfrentan. Alinean los detalles de nuestra mente y corazón para encajar de la mejor manera en lo que Dios quiere hacer por y a través de nosotros en cada situación.

Es por eso que uno de los principales trabajos del Espíritu Santo es recordarte “todo lo que os he dicho [Jesús]”.
Las palabras de Jesús a nosotros, que incluyen toda la Escritura y no sólo los evangelios, actúan como caminos para guiar nuestros pasos por la vida. A medida que creces en el Señor, oirás Su voz cada vez mejor y seguirás Sus sugerencias cada vez con mayor facilidad.

Pero por ahora, recuerda que escuchar a Dios implica dos elecciones básicas que harás una y otra vez —primera: ¿Cuánta disposición y apertura tendrás para oír lo que Él te está diciendo?; y segunda: ¿Qué tanto te apegarás a lo que Él dice?

Esto te ayudará a darte cuenta de que todas Sus palabras son dichas por amor, compasión y bondad.  Sus palabras nos ofrecen ventajas y bendiciones. Podemos confiar en todo lo que Él dice y creer que Sus instrucciones realmente funcionan, aun cuando nuestro pensamiento natural nos diga que no lo harán.

Sus consejos nos brindan seguridad; incluso en los tiempos en que el amor de Dios lo mueva a corregirnos, lo que Él diga producirá buen fruto en nuestro futuro, en lugar de vergüenza por nuestro. Su voz puede convertirse en el punto central de nuestra atención en medio de gran estrés o daño. Y sin importar cuán perdidos hemos llegado a estar, el Señor siempre está feliz de subirse de un brinco al coche que estamos manejando para poder darnos instrucciones detalladas para cambiar de rumbo.

Qué privilegio tan increíble el de conocer al Dios de la creación tan íntimamente que nos aconseja y nos guía con Sus palabras.

Hoy es un buen día para escuchar la voz de Dios que me dirige.

Señor, Gracias por guiarme día a día y momento a momento. Quiero ser obediente a ti con todo mi corazón y ser fiel hasta el final. En el Nombre de Jesús. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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