Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Mateo 11:27

Dios le extiende Su amor a todos pero sólo aquéllos que reciben a Su Hijo reciben Su amor. Es exactamente como dar regalos en Navidad o en un cumpleaños. Alguien puede envolver un regalo y dártelo, pero es verdaderamente tuyo sólo cuando tú lo tomas y lo abres.

El aceptar a Jesús en tu corazón es la única forma de recibir el amor de Dios. Las personas no han recibido el amor de Dios hasta que reciben a Jesús.

Esta verdad también define cómo le expresamos nuestro amor a Dios. La manera fundamental de amar a Dios es recibiendo y aceptando Su amor por nosotros.

Su amor siempre es primero. Nuestro papel no es el de generar amor para Él o surgir con formas de demostrar nuestro amor; la grandeza de Su amor ha dispuesto para nosotros que simplemente abracemos Su amor. Es como ser invitados a una cena. Nuestro anfitrión quiere que aceptemos la invitación y nos presentemos. Punto.

Jesús nos cuenta una parábola de un gran banquete de bodas que iba a ser ofrecido por un noble. (Lee Mateo 22:1-14.) Él convidó a todos los de su lista de invitados cuidadosamente preparada, pero casi todos estaban demasiado ocupados con otras cosas como para querer asistir. Así que este noble promulgó el aviso de que todas y cada una de las personas estaban bienvenidas para disfrutar la celebración.

Las personas con diferentes ocupaciones y de todos los estratos sociales se presentaron el gran día. Pero un invitado estaba vestido inadecuadamente para la boda. Lo echaron fuera.

Jesús resaltó varios puntos significativos con esta parábola.

Ninguno de los invitados a la boda se había ganado el derecho a estar ahí. Pero todos fueron bienvenidos; ninguno fue rechazado.

Estos mismos principios se aplican al gran banquete de la boda de Cristo y Su novia. Nos han invitado a todos. Lo único que nosotros hacemos es aceptar la invitación gratuita, y reconocerla como una ocasión especial por la vestimenta que llevemos puesta.

¿Cuál es la vestimenta adecuada, sin la cual no podemos asistir al banquete del Cielo?

El amor de Dios da, se extiende y activamente se nos ofrece a ti y a mí. A cambio, nuestro amor debe recibir, abrazar y aceptar activamente Su amor.

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. — Juan 1:11

Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas.

Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Juan 3:19-20

Hoy aceptaré ese amor manifestado a través de su hijo Jesucristo .

Señor  Gracias por mostrar tu amor infinito de tu Hijo Jesucristo y quiero abrir mi corazón a ti en la obra del Calvario. En el Nombre de Jesús. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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