“La vida matrimonial es similar al desarrollo individual.

Tiene sus propias etapas o épocas de desarrollo y como parejas necesitamos comprender que no podemos esperar que Dios lo haga todo en el matrimonio si nosotros no cooperamos con él a lo largo de nuestra unión”.

Serafín Contreras G.

Cantares 2:8-12  ¡La voz de mi amado!  ¡Mírenlo, aquí viene!, saltando por las colinas, brincando por las montañas. Mi amado es como un venado; se parece a un cervatillo. ¡Mírenlo, de pie tras nuestro muro, espiando por las ventanas, atisbando por las celosías! Mi amado me habló y me dijo: «¡Levántate, amada mía; ven conmigo, mujer hermosa! ¡Mira, el invierno se ha ido, y con él han cesado y se han ido las lluvias! Ya brotan flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado! Ya se escucha por toda nuestra tierra el arrullo de las tórtolas.