Lizzie

¿Te sientes incapaz de seguir tus sueños?

¿Tomas muy a pecho la negatividad y las críticas?

¿Esa negatividad te impide seguir adelante con tu vida?

¿Has fijado ya tus metas? Si es así, ¿has cumplido alguna de ellas?

¿Necesitas sentirte motivado?

Lizzie Velásquez nos abre su alma y comparte con nosotros su historia, dándonos un testimonio inspirador. Ella nos revela detalles íntimos sobre su lucha contra una sociedad que pone gran énfasis en la apariencia externa.

¡Deja que Lizzie te inspire! En esta entrevista, Lizzie detalla su experiencia de vida al tener que lidiar con un raro síndrome que no le permite aumentar de peso. El síndrome -aún no  diagnosticado- de Lizzie impide que su cuerpo pueda almacenar grasa y construir músculos. Este síndrome – el cual sólo ha afectado a otras dos personas en todo el mundo-  ha hecho de su vida un pozo de contradicciones.

Lizzie come lo que ella quiera, y su peso no pasa de 60 libras. En un momento en el que las personas cambian su apariencia para poder sentirse aceptadas, ella se ha aceptado a sí misma con una autoestima extraordinariamente positiva. Su actitud – no su síndrome – es contagiosa.

Escuchar hablar de la negatividad, las burlas y los acosos que ella enfrenta diariamente; y escuchar como ella se ocupa de ello, a pesar de tener toda una vida de dificultades, tanto físicas como emocionales: Lizzie ha logrado todos sus sueños a la edad de 21 años, ¡usted puede lograrlo también!

 

Lizzie, ¿Cómo te describes?

Soy amante de la diversión, tengo 23 años de edad, soy una estudiante universitaria que le encanta pasar tiempo con su familia y amigos.

Soy muy decidida, pero también tiendo a ser muy terca. Si alguna vez me dicen que no puedo hacer algo que me proponga o, que no voy a ser capaz de realizarlo, automáticamente pienso en esto como un reto que no puedo lograr y esto me hace ser mucho más decidida a conseguirlo.

Puedo hacer una broma de cualquier situación. Soy rápida con mis pies y me encanta reír. Soy un chica muy femenina: me encanta vestirme, ir de compras, y arreglarme mis uñas.

Siento pasión por ayudar a otros y hacer la diferencia en el mundo. Vivo la vida un día a la vez y hago lo mejor posible en cada oportunidad que tengo.

 

¿Puedes decirnos por qué tu lucha contra un síndrome aún sin diagnosticar, te ha hecho más fuerte para enfrentar otros desafíos en la vida?

Este síndrome me ha bendecido de muchas maneras, pero además me ha enfrentado a muchos desafíos. Una de las cosas más grandes que este síndrome me ha enseñado es la resistencia. Me han derribado una y otra vez, haciéndole frente a mis agresores, luchando contra mi autoestima y muchos problemas de salud inesperados.

Todo el mundo sabe que la vida te lanza bolas curvas, en mi caso es como si la vida me lanzara rocas gigantes. Después de años de vivir  con la sensación de que mi síndrome me había derrotado, me di cuenta de que la única manera que cambiaría es si puedo cambiar mi actitud al respecto. A causa de este síndrome han cambiado todos los aspectos de mi vida. Me ha enseñado que en cualquier circunstancia, siempre y cuando yo esté dispuesta a esforzarme y permanecer firme en mi fe, puedo atravesar cualquier situación.

 

¿Alguna vez has sido víctima u objetivo de bullying (acoso o agresión escolar)? ¿Cuándo ocurrió la primera vez?

La única vez que puedo decir que realmente tuve que lidiar con la agresión, fue cuando estaba en la escuela primaria.  Ahora miro atrás y me doy cuenta de que los niños no tienen malicia, sólo dicen lo que les viene a la mente en voz alta sin pensar en las consecuencias. La razón principal por la que fui agredida fue porque no me parecía a los otros niños. Yo era muy pequeña y nunca me defendí, así que era un blanco fácil. Afortunadamente, nunca tuve que lidiar con la agresión física. Sobre todo tuve que soportar los insultos y las miradas de los chicos que me señalaban.

 

¿Qué les dirías a los padres de los niños que son más propensos a ser víctimas de Bullying?

Mi consejo para los padres de los niños que son víctimas de acoso escolar es que los apoyen y los tranquilicen. Hacerles saber que las cosas mejorarán, aun cuando ellos no lo crean posible.

Lo que más me ayudo a sobrellevar el bullying era que yo tenía un fuerte sistema de apoyo a mí alrededor. Si un niño sabe que tiene una familia con la que puede hablar sin ser juzgado o agredido, es una de las cosas más grandes que un niño puede tener. Algunos niños sienten que se van a ver como unos chismosos si le cuentan a un adulto lo que está pasando, ellos también necesitan estar seguros de que no están haciendo nada malo y que no van a estar en problemas si le dicen a alguien acerca de su situación.

 

¿Cómo pueden los padres preparar o entrenar a los niños que son más propensos que otros a hacer frente al bullying? (debido a una condición médica, física, raza, peso, origen étnico, etc.)

Yo diría que no existe un protocolo específico que los padres puedan utilizar en contra del bullying. Cuando era más joven, mis padres nunca me sentaron y me dijeron: “Lizzie, cuando vayas a la escuela puede haber niños que se metan contigo.” Si lo hubieran hecho hubieran causado dos cosas: me hubieran hecho aprensiva y nerviosa por ir a la escuela y, me podría haber causado un montón de inseguridades, en vano, porque nunca fui acosada.

Yo diría que la mejor manera de manejar a su hijo que está siendo agredido es esperar hasta que su hijo se sienta lo suficientemente cómodo para hablar con usted acerca de la situación. Una vez que lo hagan: escucharlos y asegurarles que las cosas van a estar bien, y luego trabajar con ellos de forma inteligente para tratar de resolver el problema, es lo que sería mejor.

 

Lizzie, ¿qué le dirías a alguien que está desanimado, a punto de renunciar a la vida, porque él / ella piensa que él / ella es “feo”?

El mejor consejo que puedo darle a alguien que siente que es demasiado feo/a es hacerles saber si lo quieres creer o no, eres hermoso/a.  Todo el mundo es único a su manera. En mi nuevo libro, “ Be Beautiful, be you” (“Sé Hermosa, sé tu misma”), hablo más detalladamente acerca de los momentos de mi vida en los cuales yo ni siquiera podía mirarme al espejo, porque estaba disgustada por mi apariencia. He estado en sus zapatos; sé lo es sentir, sin lugar a dudas, que eres la persona más fea. En un momento de mi vida, nadie podía convencerme de que era bonita. A lo largo de mi camino he encontrado la manera de aprender a amarme a mí misma. El camino hacia ese punto ha sido áspero, pero créeme, existe la luz al final del túnel. Dios te hizo como eres por una razón, pero la búsqueda de esa razón depende de ti. Tú tienes que estar dispuesto a cambiar tu actitud y perspectiva acerca de ti mismo. Una vez hecho esto es increíble como tus sentimientos sobre ti mismo pueden cambiar.

 

¿Qué les dirías a las personas si tuvieran que enfrentar una condición similar por el resto de sus vidas?

Mi síndrome es algo con lo que he vivido desde el día en que nací, y voy a vivir con él hasta el día que muera. Tener algo en ti que no puedes cambiar como una condición o síndrome, no es necesariamente algo malo. Tienes que llegar a un punto donde se tiene la certeza de saber que estás viviendo con algo que no puedes cambiar, por lo que puedes optar por hacerlo lo mejor posible y disfrutar de las cosas positivas que estas tienen o, puedes decidir ser infeliz y apartarte de las bendiciones maravillosas que poseen.

 

Lizzie, ¿cómo tu fe te ha ayudado a enfrentar todos los retos que has tenido?

Siempre he dicho que las tres cosas que me han ayudado con cada uno de los desafíos que me he enfrentado son mi fe, mi familia y mis amigos. La fe es todo para mí. Dios decidió hacer de mí una de las tres personas en el mundo entero, que ha sido bendecida con este síndrome, por lo que, obviamente, él sabía que esto era algo que yo podía manejar a pesar de todos los desafíos que vienen a mí. Yo crecí en la iglesia con mi familia, es por eso que mi iglesia es como mi segunda casa. Mis padres siempre me inculcaron la importancia de la oración. Yo sé que no importa lo que pase, si Dios me puso aquí es porque va a ayudarme. Mi creencia firme es lo que me ha ayudado tanto en los buenos momentos como en los tiempos difíciles. Es por la gracia de Dios es que soy lo que hoy soy.

 

Una pregunta que puede ser difícil o dolorosa de responder, pero sé que muchos se preguntarán después de leer esto: si Dios la ama tanto, ¿por qué permitió que “sufrieras” de un síndrome que aún no ha podido ser diagnosticado?

Al comienzo de la escuela secundaria pasé por una fase en la que estaba muy enojada con Dios. Yo no podía entender por qué él me castigó con un síndrome que no sólo no se sabe nada al respecto, pero que me lleva a ser ridiculizada y juzgada por mi apariencia. No fue hasta la escuela secundaria que empecé a darme cuenta que no importa lo mucho que le pedí, no importa cuántas veces le pedí un deseo a una estrella: nunca iba a despertar por la mañana y, por arte de magia me parecería a los demás.

Mi forma de pensar comenzó a cambiar y empecé a darme cuenta de que tal vez había una razón por la que Dios decidió hacerme tan especial. Me di cuenta de que mi actitud es lo que va a hacerme o deshacerme. Podía quedarme sintiendo lástima de mí misma o empezar a mirar el lado bueno de las cosas. A pesar de que estaba en una situación difícil, siempre hay alguien más por ahí que está en una situación peor que la mía. Una vez que empecé en el camino de la auto-aceptación, todo comenzó a tener sentido. Dios no me castigo con este síndrome, me dio una de las mayores bendiciones en mi vida.

Tener este síndrome me ha abierto muchas puertas para ayudar a otras personas que sienten que no son lo suficientemente buenas. Puede que no tengan el síndrome que yo tengo y no sepan lo que es estar en mis zapatos, pero puedo llegar a ser alguien con la que se puedan relacionar por qué han pasado por luchas similares a las mías. Mirando hacia atrás me siento culpable de haber estado enojada con Dios por este síndrome, cuando en realidad me bendijo con él.

 

Lizzie, haz logrado muchas cosas, pero… ¿dónde te ves dentro de 20 años? ¿Dónde quieres estar?

Todos los sueños y metas que me propuse eran cosas en las que estaba pensando trabajar durante los próximos 20 años. Nunca en mis sueños creí que sería capaz de tachar toda mi lista a la edad de 21 años. Estoy en un punto de mi vida en el que me pregunto, ¿qué será lo que sigue?

En los próximos 20 años voy a tener 43 años de edad. Para entonces, espero tener mi maestría, tal vez algunos libros para niños ya estarán publicados. Espero haber hablado al menos una vez en los 50 estados, y espero haberme establecido con un esposo e hijos. También espero tener mi propia empresa que se dedique a dar apoyo a aquellos que necesitan ayuda con su auto-estima y auto-aceptación

Fuente: Cesar Perez

Ver Video:

https://youtu.be/srT0h8FmC6E