“A veces el matrimonio comienza con un vino de mala calidad.

Cuando la ilusión del primer momento pasa ni el vino malo se ve, sino que nuestro matrimonio se torna como agua, sin color, sin sabor y sin olor.

Entonces necesitamos esperar un milagro si Jesús está en nuestro matrimonio, el milagro de convertir el agua en vino”.

Serafín Contreras G.

Juan 2:8 —Ahora saquen un poco y llévenlo al encargado del banquete —les dijo Jesús. Así lo hicieron. El encargado del banquete probó el agua convertida en vino sin saber de dónde había salido, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Entonces llamó aparte al novio y le dijo: —Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido mucho, entonces sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.