Un ladrón se introdujo en casa de un apicultor durante su ausencia, robando miel y panales.  A su regreso, el apicultor, viendo vacías las colmenas, se detuvo a examinarlas.

En esto, las abejas, volviendo de libar y encontrándole allí, le picaron con sus aguijones y le maltrataron horriblemente.

“¡Malditos bichos!”, les dijo el apicultor, “¡dejaron marchar sin castigo al que les había robado los panales, y a mí que les cuido con cariño, me hieren de un modo implacable!”

Muchas veces sucede que vemos con desconfianza a nuestros amigos, pero por ignorancia le tendemos la mano a quien es nuestro enemigo.

Fábula de Esopo

Fuente: www.edyd.com

Cuán frecuentemente necesitamos sabiduría para discernir quienes son en realidad nuestros amigos y nuestros enemigos.  Las circunstancias de la vida parecieran colocar en una luz negativa a aquellos que buscan y trabajan por nuestro bien y al mismo tiempo dar un resalte positivo precisamente a quienes no les interesamos en realidad.  Ese cuadro nos lo presenta continuamente la Palabra de Dios advirtiéndonos que el enemigo de nuestras almas merodea mostrándose como ángel de luz aunque lo que busca es hurtar, matar y destruir todo lo bueno que encuentre en nuestras vidas.  ¿Dónde podremos obtener la sabiduría necesaria?  Pues la Biblia nos anima a pedirla confiadamente a Dios, quien sabe dárnosla en abundancia y sin reproche alguno.  Adelante y que Dios les bendiga.

Raúl Irigoyen

El Pensamiento Del Capellán.