“Había un hombre, cojo de nacimiento, que era llevado y dejado cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le dieran limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo:–Míranos. Entonces él los miró atento, esperando recibir de ellos algo. Pero Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Hechos 3:2-6

Con la mano extendida esperando ver una moneda caer en su mano. Sus ojos languidecían y su espíritu se secaba.  Terminó recibiendo mucho más de lo que esperaba. Esperaba una moneda pero recibió un milagro.

La contraparte de esta impresionante historia bíblica se encuentra en nuestras calles y casas, esperando un milagro financiero, de salud o de restauración familiar pero ignorando a aquel que es el productor de milagros.

Hoy no quiero mendigar a la puerta del templo un milagro y perder de vista al Creador de los Milagros. Hoy quiero hacer eco en mi vida del Soneto al Crucificado escrito por alguien anónimo en el XVI:

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

¡Tú me mueves, Señor!  Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Señor, Tú eres el más grande en mi vida. No quiero mendigar hoy una señal o un milagro, pero quiero dejarme conmover por tu amor, sacrificio y entrega. Me rindo a ti  este día para ser tuyo cada minuto. Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com

delicados-mendigar28FB

Devocional Diario –> Renuevo.net