En un foro de internet de padres de familia, conocí a un grupo de amigos de distintos países.  Tuve el gusto de guiar a los pies de Cristo a dos personas, un varón y una mujer.  Ella comenzó a congregarse en Costa Rica, su país, y al varón continué compartiéndole versículos y verdades bíblicas por medio de Internet pues viajaba por negocios a países de oriente.

Durante este viaje, este varón y su amigo que le acompañaba (a quien también pude contactar por mensajes de Internet), enfrentaron distintas situaciones de salud y aun de riesgo para sus vidas, por lo cual añadí sus nombres a la lista de personas por las que orábamos en un Ministerio Cibernético de Oración e Intercesión en el que colaboro.

Un buen día, una amiga  me escribió para decirme que consideraba que era tiempo de que yo le enviara la oración para recibir a Cristo a este segundo varón, y lo hice, teniendo la confianza en mi corazón de que esa palabra había caído en buena tierra… y así fue.

Inesperadamente, unas semanas después, nos enteramos de que los dos amigos habían fallecido al desempeñar su trabajo.  Los del Ministerio Cibernético de Oración y yo quedamos impresionados de la manera como el Señor hace llegar su palabra para llevar salvación. Los testimonios llegaban a mi bandeja de correo acerca de avivamiento entre los intercesores por causa de lo ocurrido con estos varones, su salvación oportuna y el hecho de obedecer lo que el Señor te pide

Sin embargo, una sombra oprimía mi corazón: por haber sido a través de Internet, ni sus familias sabían que yo existía ni muchos de mis conocidos sabían de la existencia de ellos.  No les conocí físicamente nunca y tampoco conocí su voz.  Entonces, el no poder asegurar por la vista, el oído o el tacto la amistad con estas personas… ¿restaba realidad a lo sucedido?

Así, platicando con mi Pastor, él me dijo: ¿crees que no dejaste huella en la vida de ellos? ¡Están en el cielo por causa de lo que hiciste! No importa si los viste o no, ellos abrieron sus corazones a Dios y eso es lo importante!!

Pronto pude comprender que si no son reales las necesidades y las personas detrás de la pantalla (así como los sentimientos que nos van uniendo a ellas), por demás está ese Ministerio Cibernético de Oración  y todos los sitios como Renuevo de Plenitud, etc… ¡sería en vano la labor que hacemos si al otro de la pantalla no hubieran personas con necesidades reales!!

Ahora le agradezco al Señor que en medio de todos sus hijos me eligió para llevar las buenas nuevas a esos dos valiosísimos varones a quienes conoceré y escucharé en el cielo!!
No nos cansemos pues de hacer el bien…  nuestro trabajo para el Señor tiene recompensa y muchas veces tenemos simplemente que creerlo, sin ver, oir o palpar el fruto con nuestros sentidos, porque verdaderamente el Espíritu nos da testimonio de que somos hijos de Dios… está escrito: El justo por la fe vivirá!!!

Pastora Rosa Amelia Díaz
CENTRO CRISTIANO VIDA ABUNDANTE