Cuando yo estaba estudiando en la universidad, una de las materias que tuve que tomar era la de Atletismo. Una de las áreas en esa materia era el Salto de Longitud. Mi maestro, que era excelente, nos puso todos a saltar una vez sin decirnos nada.

Después de que cada uno había saltado, nos dijo que todos cometimos un error clásico y básico. Dijo que al pisar la línea de despegue, todos nos fijamos en la arena a dónde nos íbamos a aterrizar.

-“Quiero que hagan una cosa diferente en el siguiente salto”, dijo mi maestro.

Todos pensamos que nos iba a decir que teníamos que correr más rápido o saltar más fuerte o algo semejante. Qué sorpresa nos dio cuando nos dijo que lo único que quería que hiciéramos diferente esta vez era, en el momento de pisar la línea de despegue, “¡levanta la cabeza y ALZA LA VISTA! Eso va a jalar tu cuerpo en un ángulo que les permitirá tener una mayor longitud en su salto,” dijo mi maestro.

Muchas veces estamos tan enfocados en las cosas de este mundo y en nuestras propias vidas, que nuestros “saltos de fe” son tan pequeños. Ahí es cuando tenemos que levantar la cabeza y alzar la vista, “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Sólo entonces vamos a hacer grandes cosas en el Señor.

Scott P. Brown

Juan 4:35
“¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.”