“Cuando permanezco al pie de la cruz veo manos , pies y costado de Jesús destilando su sangre carmesí.  Es una fuente preciosa capaz de limpiar, lavar y perdonar así como reparar las áreas destruidas de mi vida.  A través de su sangre preciosa yo fui reconciliado con Dios.  Necesito recordar que el precio pagado por mi ha sido muy alto.  La sangre preciosa del cordero y por ello necesito vivir  en el mismo valor pagado por mi”. Serafín Contreras G.    I Pedro 1:18-19